Cuando mi perro de terapia, Nemo, visita la biblioteca para el programa de lectura, los niños siempre parecen ir directo a la cola. Nemo es muy indulgente y paciente, pero siempre lo uso como una oportunidad para enseñarles la forma correcta de acercarse y acariciar a un perro.
Un nuevo estudio publicado en el Journal of Pediatrics encontró que el conocimiento de la prevención de mordeduras de perro es deficiente en los niños. Los investigadores encuestaron a 300 niños de cinco a 15 años con mordeduras de perro y a sus padres en una sala de emergencias pediátricas. Las parejas de niños y padres completaron una encuesta y una prueba que evaluó sus conocimientos sobre la prevención de mordeduras de perro.
El cuarenta y tres por ciento de los niños reprobó la prueba de conocimientos, y los niños mayores tuvieron una tasa de aprobación más alta. Más del 70 por ciento de los niños nunca recibió educación formal sobre la prevención de mordeduras de perro, aunque el 88 por ciento de los padres la quería para sus hijos.
Las mordeduras de animales son la segunda razón más común por la que los niños buscan atención médica y los efectos van mucho más allá de la lesión inicial. Más de la mitad de los niños que han sido mordidos han mostrado evidencia de trastorno de estrés postraumático un mes después de la lesión.
Está claro que existe una necesidad y, con suerte, este estudio alentará a las escuelas y los grupos de jóvenes a incorporar la educación formal para la prevención de las mordeduras de perro en sus programas.
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