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¿Qué se siente al ser un perro?

Nos complació que Gregory Berns, un neurocientífico que usa resonancias magnéticas funcionales para medir la actividad cerebral canina (y humana) y autor del bestseller de 2013, Cómo nos aman los perros, está de vuelta con obra nueva. En ¿Qué se siente al ser un perro?, Berns nos pone al día sobre los descubrimientos recientes de su Proyecto Perro en la Universidad de Emory. Su equipo, que incluye a 30 voluntarios y sus increíbles copilotos, se ocupa de temas como el autocontrol (se ha descubierto que los perros tienen distintas capacidades para este atributo), la comprensión del lenguaje humano y los diferentes sistemas de valores. Y, lo que no sorprende a los lectores de Bark, el descubrimiento de que los perros son más felices cuando están cerca de sus humanos, prefiriéndonos a nosotros a otros perros. Somos las manzanas de sus ojos.

Es importante señalar que, a diferencia de otros laboratorios que utilizan perros en la investigación de resonancia magnética funcional, Berns es muy cuidadoso con la forma en que se manejan los perros del proyecto. A pesar de que las máquinas de resonancia magnética requieren que los sujetos permanezcan perfectamente quietos en un espacio estrecho mientras están sujetos a fuertes golpes, los perros sujetos de Berns nunca están sujetos ni sedados. Para lograr este estado admirable, Berns se asoció con un entrenador fabuloso, Mark Spivak, al inicio del proyecto en 2011. Spivak usa refuerzo positivo y entrenamiento con clicker para moldear el comportamiento de los perros para que mantengan libre y voluntariamente la posición requerida. Se les proporcionan pasos para entrar y salir del escáner, y pueden salir cuando quieran, dándoles lo que Berns llama “el derecho a la autodeterminación”. Al construir este estudio, Berns se guió por una preocupación por la ética; como él señala, “Nunca obligaríamos a las personas a participar en la investigación, entonces, ¿por qué estaría bien forzar a los animales?”

Este libro, aunque se centra en los perros, también explora la vida interior de los animales salvajes, desde delfines y leones marinos hasta el extinto tigre de Tasmania. No, estos animales no se estudiaron mediante resonancia magnética; en su lugar, utilizaron imágenes de tensor de difusión (DTI), que es una forma de imagen basada en resonancia magnética que “aprovecha el hecho de que el movimiento de las moléculas de agua alrededor del cerebro está sesgado”. Los cerebros de los leones marinos que murieron como resultado de problemas ambientales se obtuvieron del Centro de Mamíferos Marinos en Sausalito, California, y para el tigre extinto, utilizaron cerebros que se habían conservado como parte de las colecciones del museo. El proceso es demasiado complicado para explicarlo aquí, pero créame, le ha dado a Berns y su equipo una herramienta comparativa de mapeo cerebral que ha dado como resultado algunos hallazgos muy convincentes. Mi favorito involucra a un talentoso león marino llamado Ronan, que forma parte de un estudio en la Universidad de California, Santa Cruz. Berns observa que la capacidad de Ronan para encontrar y mantener un ritmo musical podría cambiar la forma en que la gente piensa sobre la evolución del lenguaje. (Para ver más de esta estrella pinnípeda en acción, vaya a YouTube e ingrese Ronan + león marino en el cuadro de búsqueda).

Al comenzar a explorar lo que diferencia a los humanos de otros animales, Berns está demostrando que la brecha en realidad no es tan amplia. Este libro verdaderamente fascinante muestra un profundo respeto por los animales y está ampliando nuestra comprensión de lo que es ser un perro.

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