Alguien había tenido mucho cuidado al deletrear las palabras “BAJAR LA VELOCIDAD” con palos y piedras recogidas del sendero urbano que mis perros y yo estábamos caminando recientemente. Con tres perros de edad avanzada, es un mensaje que debo tomar en serio, ya que nuestra manada se mueve más lento de lo que lo hacía cuando éramos cachorros más jóvenes. Aún así, seguimos comprometidos con nuestras caminatas diarias; yo tengo el turno de la noche, mientras que mi esposa se ocupa con gusto de las caminatas matutinas. Los perros no lo querrían de otra manera, y nos mantiene a todos en forma y en forma.
Vi un artículo en el New York Times hoy que cita un estudio británico que encontró que los dueños de perros pasan cerca de 300 minutos a la semana paseando a sus perros, unos 200 minutos más que las personas sin perros. El estudio fue realizado por la Universidad de Liverpool y publicado en Informes científicos. Los comentarios sobre el artículo fueron más de 200 y casi todos elogiaron las virtudes de “pasear al perro” y expresaron la alegría y los beneficios para la salud que obtuvieron con la actividad.
El mensaje de mi compañero excursionista de “BAJAR LA VELOCIDAD” es importante, pero también es una orden que me dan a diario mis perros. Con o sin correa, se toman su tiempo husmeando, explorando los aromas que dejan otros perros, otras criaturas y los olores naturales que abundan en la naturaleza. El paso de los perros ahora más lento con la edad parece solo aumentar su sentido del olfato. Hay una alegría particular en pasear perros viejos, un sentimiento expresado perfectamente en una publicación de Facebook que vi escrita por el renombrado libro para niños (Por Winn-Dixie) autora Kate DiCamillo, escribió:
La semana pasada, estaba cuidando al perro viejo de un amigo.
Los paseos son algo completamente diferente cuando estás con un perro viejo.
Crees que estás mirando el mundo, viéndolo.
Pero luego das un paseo con un perro viejo y te das cuenta de que lo habías estado pasando rápidamente.
“Aquí. Ahora. Esta.”
Estas son las palabras que piensas cuando estás paseando con un perro viejo.
Aquí.
Ahora.
Esta.
Y, al final, esas son palabras bastante buenas.