Este pequeño volumen de “lecciones” y reflexiones está escrito por una monja benedictina que ama y aprecia a los animales. En él, ilumina el significado que los perros y otras mascotas han tenido en su vida. Cada capítulo comienza con una historia de lo que hizo un animal para inspirar cualidades como aceptación, propósito, disfrute, empatía y diversidad (además de muchas otras). A cada viñeta le sigue una consideración de la importancia que esas cualidades deben tener en nuestras vidas. No es sorprendente que el libro esté construido como un sermón, pero uno que se ofrece con un tono muy tierno y, a veces, divertido.
En su introducción, relata cuán “espiritualmente profunda” encuentra la pregunta de “qué significa estar a cargo de la naturaleza, vivir con una mascota”. También señala que hay dos historias de creación en Génesis. El más conocido sugiere que a los humanos se les asignó “dominio” sobre otras criaturas vivientes y la naturaleza. El otro, señala, nos dice que le llevaron animales a Adán para que los nombrara; su opinión sobre esto puede diferir de lo que muchos otros han interpretado como tener “poder sobre ellos”.
La segunda historia de la creación es en realidad más antigua que la primera, y Chittister la interpreta de manera más generosa: siente que nombrar “es un acto de relación, no de dominio”. También destaca el punto importante de que si miramos una historia de la creación como una historia de relación, “nos inserta en el mundo animal y los animales en el nuestro, con todo lo que implica sobre la interdependencia”. El libro continúa ilustrando esto perfectamente. No necesita estar espiritualmente inclinado para encontrarle significado e inspirarse en él.
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