No todo el mundo está a gusto con la idea de la eutanasia bajo ninguna circunstancia, y lo entiendo. Muchas personas tienen conflictos morales al decidir acabar con la vida de una mascota, sin importar cuál sea el motivo. Mi perspectiva es que esta es una decisión muy individual, pero que personalmente me siento cómodo con la eutanasia de mis mascotas una vez que su calidad de vida está tan comprometida o tienen tanto dolor que mantenerlos con vida parece que es más por mi bien que por el de ellos. En mi opinión, una muerte pacífica mediante la eutanasia los libera del dolor y la miseria, y es el regalo final de amor que puedo brindar. Sé que muchos no están de acuerdo, y no estoy sugiriendo que de una forma u otra sea correcta, solo estoy describiendo mi propia opinión personal sobre este tema.
Eso no significa que no haya llorado a gritos y que no haya estado inconsolable cuando sacrifiqué a un perro. Es horrible más allá de la imaginación y, en cualquier caso, nunca me he recuperado realmente de eso. Siempre espero que cualquier perro (o cualquier persona) se rinda pacíficamente a la muerte mientras duerme. Cuando eso no sucede a tiempo, enfrentar la difícil decisión de cuándo realizar la eutanasia es un desafío. A veces es obvio cuándo es el momento porque el perro ha llegado a un punto en el que literalmente no puede moverse, tiene un dolor constante e inmanejable, no muestra alegría en absoluto o no reconoce nada ni a nadie.
En otros casos, no está tan claro, por lo que una nueva herramienta que ayude a los tutores y veterinarios a decidir cuándo ha llegado ese momento puede ser útil. Investigadores de la Universidad Estatal de Michigan desarrollaron una encuesta para investigar los detalles de la calidad de vida de un perro cuando se somete a quimioterapia para el cáncer. La idea es desarrollar una forma objetiva de evaluar la calidad de vida, que es una consideración tan importante a la hora de decidir si continuar con las medidas de prolongación de la vida o afrontar la posibilidad de que sea el momento de decir adiós.
Las preguntas abordan una variedad de problemas de comportamiento y observaciones antes del tratamiento, una retrospectiva del comportamiento del perro seis meses antes y observaciones continuas durante todo el tratamiento a intervalos regulares. Las preguntas abordan aspectos del comportamiento del perro, incluido el juego, las medidas de felicidad y los signos de enfermedad. Tanto los tutores como los veterinarios tienen preguntas que responder basándose en sus propias observaciones. Un pequeño estudio piloto de 29 perros encontró altos niveles de acuerdo por parte de médicos y tutores. Los investigadores planean expandir su trabajo original a un estudio con cientos de perros y también a otras enfermedades y problemas médicos.
¿Crees que una herramienta objetiva como esta podría ayudarte a decidir cuándo sacrificar a un perro, o te sientes cómodo con solo “saber” cuándo ha llegado ese triste día?
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